PROYECTO
Oscilando entre el pasado y el presente,“Stigma” es una serie fotográfica en blanco y negro que interconecta almas solitarias con superficies crudas. Desangrando el color de las escenas, las composiciones materializan experiencias de aislamiento, miedo y ruptura. Jugando con luces y sombras, los sujetos son representados como recuerdos transitorios, conjurando narrativas entre su presencia inmaterial y física. Desde la oscuridad, las figuras corpóreas emergen ocultas y borrosas, formando retratos que imponen vulnerabilidad e invocan interpretación. Poniendo énfasis en aquellos marginados por la sociedad, seres tanto juveniles como envejecidos confrontan la vida y la mortalidad mediante amuletos protectores, refugiándose en la espiritualidad. A través de imágenes que incluyen la representación de un niño sosteniendo una paloma y una mujer vistiendo un collar de una cruz, Luna enfatiza las intimidades de la espiritualidad y la fe que muchos depositan en un guardián para protegerlos de las complejidades de la existencia. Fusionando la energía de los lugares, los animales y las personas con la suya propia, la cámara le permite una coartada para indagar en su yo interior. Sometiéndose a un proceso similar a una revelación personal, a medida que una relación afectiva se extinguía, este trabajo renacía. Caballos mugrientos, perros extraviados y palomas nauseabundas refuerzan el sentimiento que el fotógrafo experimentaba en el momento de capturar las imágenes. Manteniendo fuerzas opuestas profundamente equilibradas, las presencias fantasmales hacen eco de la abstracción de la pintura: sombras escudan las expresiones faciales, desgrabadas siluetas se mezclan con una nebulosa de apariciones y distorsionadas criaturas son oscurecidas por el grano en movimiento convirtiéndose casi en alucinógenas. Cuidadosamente orquestadas, las texturas engloban espejos rotos, llamas crecientes y vientos turbulentos, cementando la efimeridad incrustada en la existencia. El resultado es un híbrido entre una observación íntima y una tensión elevada, en la que se invita a la audiencia a descifrar un lenguaje de poéticas sensaciones que evitan un significado fijo. Fotografía por Joaquín Luna. Texto por Vanessa Murrell. Diseño Gráfico por Elige Chose. Poema por Irene de la Fàbrica.
Dibujé sus rostros descalzos alimenté con mis dedos sus bocas hambrientas de salvación, La blasfemia se hizo carne. De sus manos vacías exprimí la sangre de sus clavos, sembré sus cuerpos estériles. Y en las huecas cuencas de sus ojos, detuve el tiempo y el color. Calaveras de polvo y cemento, la cruz colgando en su pecho. Viejas marionetas en calles desiertas pidiéndome auxilio a oscuras, sin voz ni aliento. Ansiedad. Angustia. La ciudad que oprime al hombre que enmudece y vive y muere dos veces a través de mi espejo.